Una fosa común con más de 1.500 cuerpos -la mayoría de kurdos- ha
sido descubierta en el sur de Irak por un grupo de investigadores,
informó ayer el ex ministro de Derechos Humanos iraquí Bajtiar
Amin. La mayoría de las víctimas son mujeres y niños que,
aparentemente, fueron ejecutados frente a 18 fosas cubiertas de
roca que integran el enterramiento, próximo a la localidad de
Samawa, a unos 300 kilómetros al sur de Bagdad, añadió la
fuente.
Los primeros 110 cuerpos recuperados, de los que dos tercios
corresponden a kurdos, están siendo sometidos pruebas forenses,
cuyos resultados podrían unirse a la causa que se sigue contra el
depuesto presidente Sadam Husein por crímenes contra la humanidad y
genocidio.
Según el antiguo ministro, que cita a los investigadores que
hallaron el enterramiento, la mayoría de las víctimas vestían
trajes típicos kurdos.
Las primeras pesquisas apuntan a que pudieron ser ejecutadas en
la década de 1980 tras una protesta de presos kurdos en el penal de
Abu Ghraib que exigían más mantas.
Tras el motín, la temible Guardia Republicana intervino en la
cárcel, donde ejecutó a varios de los rebeldes y se llevó al resto
de los kurdos encerrados en el penal. Esta es la última de las
cerca de 300 fosas comunes descubiertas en Irak tras la caída del
régimen de Sadam Husein. Mientras, al menos 11 iraquíes murieron
ayer y más de 40 resultaron heridos en una serie de ataques
insurgentes contra Bagdad y otras localidades del norte del país,
en el segundo día consecutivo de violencia tras la aprobación del
nuevo Gobierno.
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