También en Bagdad, el comandante de las fuerzas de elite del
Ministerio del Interior, el general Rashid Fleih, escapó con
heridas leves de un intento de asesinato que dejó heridos a tres de
sus guardaespaldas. Las ataques continuaron por la tarde en Mosul,
capital del norte del país y uno de los feudos de la insurgencia.
Cuatro iraquíes resultaron muertos y siete heridos por el estallido
consecutivo de dos coches bomba al paso de un convoy militar
estadounidense por el centro urbano de esa ciudad, informaron
fuentes policiales, que precisaron que entre las víctimas mortales
figura un menor.
La escalada no tiene precedentes desde la elecciones del pasado
30 de enero y refleja los graves obstáculos a que se enfrenta el
ejecutivo del chií confesional Ibrahim Al Yafari para garantizar la
estabilidad y la seguridad.
Según fuentes policiales, nueve personas murieron y doce
resultaron heridas por la explosión de un coche bomba en una calle
de Karadah, zona comercial del centro de Bagdad, en el peor de los
tres atentados de ese tipo que se registraron en la capital.
Varios vehículos quedaron destrozados por la explosión, que
provocó un incendio en un edificio cercano. Con anterioridad a ese
estallido, un primer coche bomba había matado a tres policías y
herido a siete en el barrio de Zayona, en el este de la capital,
mientras que un segundo ataque contra un puesto de control en el
norte de la ciudad causaba heridas a cuatro miembros de los cuerpos
de seguridad.
Los nuevos ataques se suman a los que, tras la formación del
gobierno de Yafari, de sucedieron de manera continua durante el
pasado fin de semana en distintos puntos del país y cuyo recuento
mortal ya supero anoche el centenar de víctimas con un atentado
suicida que causo veinticinco muertos en un funeral que se
celebraba en la localidad kurda de Tall Afar, en el norte de
Irak.
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