Los destrozos fueron importantes en varios edificios cerca de donde explotaron los coches bomba.

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NAMIR SOBHI-BAGDAD
Dieciséis víctimas mortales causadas por cinco coches bomba elevaron ayer, lunes, a 130 el número de muertos por actos de violencia desde la ratificación el jueves por el Parlamento del nuevo Gobierno electo en Irak.

También en Bagdad, el comandante de las fuerzas de elite del Ministerio del Interior, el general Rashid Fleih, escapó con heridas leves de un intento de asesinato que dejó heridos a tres de sus guardaespaldas. Las ataques continuaron por la tarde en Mosul, capital del norte del país y uno de los feudos de la insurgencia. Cuatro iraquíes resultaron muertos y siete heridos por el estallido consecutivo de dos coches bomba al paso de un convoy militar estadounidense por el centro urbano de esa ciudad, informaron fuentes policiales, que precisaron que entre las víctimas mortales figura un menor.

La escalada no tiene precedentes desde la elecciones del pasado 30 de enero y refleja los graves obstáculos a que se enfrenta el ejecutivo del chií confesional Ibrahim Al Yafari para garantizar la estabilidad y la seguridad.

Según fuentes policiales, nueve personas murieron y doce resultaron heridas por la explosión de un coche bomba en una calle de Karadah, zona comercial del centro de Bagdad, en el peor de los tres atentados de ese tipo que se registraron en la capital.

Varios vehículos quedaron destrozados por la explosión, que provocó un incendio en un edificio cercano. Con anterioridad a ese estallido, un primer coche bomba había matado a tres policías y herido a siete en el barrio de Zayona, en el este de la capital, mientras que un segundo ataque contra un puesto de control en el norte de la ciudad causaba heridas a cuatro miembros de los cuerpos de seguridad.

Los nuevos ataques se suman a los que, tras la formación del gobierno de Yafari, de sucedieron de manera continua durante el pasado fin de semana en distintos puntos del país y cuyo recuento mortal ya supero anoche el centenar de víctimas con un atentado suicida que causo veinticinco muertos en un funeral que se celebraba en la localidad kurda de Tall Afar, en el norte de Irak.