Una de las pancartas publicitarias en el Reino Unido en las que se puede ver a Tony Blair como el jefe de «Starts Wars» episodio III.
EUROPA PRESS-LONDRES
La guerra en Irak sigue siendo el peor quebradero de cabeza del
primer ministro británico, Tony Blair, en las horas previas a la
celebración de las elecciones previstas para el 5 de mayo. Aunque
su deseo es centrase en la buena marcha de la economía y las
promesas de su partido para la próxima legislatura, a diario se le
recuerda que autorizó la intervención militar. La esposa del último
soldado británico muerto en Irak culpó al primer ministro británico
de su muerte. Anthony Wakefield murió el lunes como consecuencia de
un ataque. Su esposa, Ann Toward dijo que Blair no debía haberle
enviado a la guerra. «Usted no tenía que haber enviado las tropas,
usted no tenía que haber hecho lo que hizo», se quejó.
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