Su triunfo sitúa a un hispano al frente de la segunda ciudad más
importante de Estados Unidos, donde se calcula que el 46 por ciento
de sus 3'7 millones de habitantes son de ese origen.
Cuando continúa el recuento de votos, el candidato hispano
obtiene un 59% de los votos frente al 40% que logra su rival, el
hasta ahora alcalde James K. Hahn.
«Acepto esta victoria a sabiendas de que los retos que me
esperan son grandes», dijo bien entrada la noche Villaraigosa, de
52 años, en medio de gritos en castellano de «si se pudo».
Además para Villaraigosa es una victoria moral tras su derrota
hace cuatro años en su carrera por la alcaldía de Los Angeles
frente a Hahn.
Pese a la fuerte ventaja de Villaraigosa, el éxito se hizo de
rogar, ya que su rival se negó a aceptar en principio el fracaso
augurado por los resultados. «La noche será larga», anunció Hanh
para sorpresa incluso de sus seguidores, que ya comenzaban a
abandonar la fiesta del alcalde saliente ante la seguridad de su
derrota.
Villaraigosa, que tampoco quiso proclamar su triunfo en su
primer discurso, dijo que «los resultados aún no están completos
pero parece que esta noche es un momento de celebración», y recordó
que su madre, Natalia, le recomendaría que no anunciara la
victoria.
«Me diría que declare mi propósito», añadió el candidato antes
de hablar de su deseo de «aprovechar la diversidad» de la urbe para
mejorar sus problemas. Según los analistas, estas han sido, sin
ninguna duda, las elecciones más disputadas y mejor financiadas de
la ciudad.
Pese al dinero invertido, de los 1'46 millones de electores tan
sólo un tercio acudió a las urnas, cifra provisional hasta que
concluya el recuento de votos. Unas de las razones de esta baja
participación es la agresividad de una campaña donde los candidatos
se intercambiaron duros ataques personales en lugar de ofrecer un
claro programa electoral.
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