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NAMIR SOBHI-BAGDAD
La insurgencia volvió a golpear con fuerza en Irak, donde asesinó a un asesor del primer ministro iraquí y cometió varios ataques con coches bomba y morteros que dejaron al menos 25 muertos en tres ciudades del país, incluida la capital.

Mientras tanto, las tropas iraquíes y de EEUU han detenido a cerca de 300 presuntos rebeldes durante una operación realizada en Bagdad y la localidad cercana de Abu Ghraib, destinada a detener o acabar con los responsables de los atentados que en las últimas tres semanas costaron la vida a más de 500 personas. Por otro lado, el mando militar estadounidense informó de la muerte de cinco soldados norteamericanos en diferentes ataques perpetrados por la insurgencia en Tikrit y Mosul.

El atentado más sangriento registrado fue cometido con un coche bomba que explotó frente a un restaurante de Bagdad y costó la vida de al menos nueve personas, mientras que otras 32 resultaron heridas, dijeron fuentes policiales. Este ataque ocurrió en el barrio Al Talbeya, en la zona de Yamila, en el noreste de la capital, cuando un número indeterminado de policías y civiles iraquíes se encontraban en el restaurante, según varios testigos. Esta explosión se produjo pocas horas después de que la insurgencia asesinara a Wael al-Rubeí, asesor del primer ministro de Irak para la seguridad nacional, quien murió en el acto junto a su chófer, al ser tiroteado el vehículo en el que viajaban en barrio al Mansur.

El atentado contra Al Rubaí fue reivindicado por la llamada «Organización Al Qaeda para la Guerra Santa en Mesopotamia», liderada por el jordano Abu Musab al Zarqaui y considerada la principal amenaza terrorista en Irak. También en Bagdad, la policía encontró el cadáver de un periodista iraquí supuestamente asesinado por la insurgencia.

En Samarra, a unos 100 kilómetros al norte de Bagdad, la insurgencia disparó varios morteros contra diferentes puntos de la ciudad, lo que causó la muerte de cuatro personas, entre ellas dos policías iraquí, y cuatro más resultaron heridas.