La asistencia financiera y el compromiso de EEUU de que hará
cumplir a Israel sus obligaciones en el proceso de paz fueron los
objetivos del presidente palestino, Mahmud Abás, en su reunión ayer
con el mandatario estadounidense, George W. Bush.
En una conversación con periodistas, señaló que se demorarían «sólo
si hubiera razones legales». Abás, quien cenó con la secretaria de
Estado, Condoleezza Rice, se impuso en los comicios presidenciales
de enero, convocados tras la muerte de Yaser Arafat, con la promesa
de que crearía empleo y haría avanzar el proceso hacia una
Palestina independiente, soberana y viable.
La entrevista, la primera entre ambos desde la llegada de Abás a
la presidencia en enero pasado, se produce en un momento delicado
para el gobernante palestino ante las elecciones previstas para el
17 de julio.
Algunas versiones de prensa indicaron el jueves que el
presidente palestino tendría la intención de aplazarlas.
Sin embargo, tras reunirse el miércoles con congresistas de EEUU
a quienes informó sobre asuntos de seguridad y reformas
administrativas, Abás excluyó la posibilidad de posponer esos
comicios.
Pero hasta el momento no ha cumplido esos compromisos y el grupo
radical palestino Hamas amenaza con aumentar su representación a
expensas de Al Fatah, el movimiento moderado que encabeza el
presidente. Hamas ha exigido que las elecciones se celebren en la
fecha prevista y fuentes diplomáticas han advertido que de un
aplazamiento aumentaría las tensiones en Oriente Medio.
Si volviera con las manos vacías, el del líder de la Autoridad
Nacional Palestina (ANP) podría sufrir un duro golpe y, con él, el
frágil alto el fuego proclamado por los grupos radicales. La Casa
Blanca ha asegurado por boca de su portavoz, Scott McClellan, que
harán «todo lo posible» por apoyar a Abás y al pueblo palestino en
su labor por establecer las instituciones necesarias para «un
Estado democrático viable».
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