Centenares de mineros descendieron ayer desde la ciudad de El Alto hacia la capital de Bolivia, la Paz.

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ESTHER REBOLLO-LA PAZ
El Congreso de Bolivia aguarda impaciente que remitan las protestas para reunirse y decidir si aceptan la dimisión del presidente Carlos Mesa, mientras el caos y el desgobierno se apoderan de esta nación prácticamente paralizada desde hace varias semanas. El presidente del Congreso, Hernando Vaca Díez, pidió ayer a los movimientos sociales que «contribuyan a establecer una verdadera normalización de las actividades (...) para que el Congreso pueda instalarse mañana (hoy)».

Al amanecer, los manifestantes ya habían bloqueado los accesos que comunican el aeropuerto de El Alto con La Paz, dibujando una vez más la ya tradicional escena dantesca de viajeros portando sus maletas a hombros y descendiendo por los senderos angostos para poder alcanzar la ciudad paceña.

Vaca Díez manifestó que Bolivia vive un «momento crítico» y agregó que la renuncia de Mesa obliga al Congreso a reunirse para tomar una decisión al respecto, pero para ello «es necesaria la normalización democrática». La última decisión de Mesa de presentar nuevamente su renuncia -el pasado marzo también dimitió y el Congreso no la aceptó- no dio los frutos esperados por el gobernante, quien confió en que con esta acción se pondría fin a las protestas.

Pero el presidente boliviano ha sido incapaz de impedir que Bolivia amaneciera ayer con nuevos bloqueos y marchas convocadas por los líderes sociales que exigen la nacionalización del gas y la convocatoria a una Asamblea Constituyente. A los campesinos, obreros y maestros que invaden las calles de La Paz y El Alto desde hace semanas ayer se unieron decenas de mineros llegados en camiones desde Oruro, a 230 kilómetros al sudeste de La Paz, y cargados de dinamita, tras conseguir traspasar los bloqueos con el beneplácito de los campesinos que mantienen cerradas las carreteras nacionales.

El Alto, una de las ciudades más afectadas por los bloqueos y donde los sindicatos tienen una fuerte presencia, vive desde hace tres semanas una huelga que se cumple de forma desigual con barricadas de piedras, basura y fuego en sus calles, y viandantes a pie por la falta de transporte.