Los convocantes de esa zona secundan las protestas que realizan en
La Paz desde hace casi un mes otros sectores sociales que exigen
una Asamblea Constituyente y la nacionalización de los
hidrocarburos. La sede gubernamental vivió ayer una nueva jornada
de movilizaciones de campesinos, transportistas y maestros, aunque
con menor intensidad a las registradas en la víspera, que se
saldaron con varios heridos y más de medio centenar de detenidos
que hoy fueron liberados por la Policía.
Los campesinos incrementaron la cantidad de puntos cortados en
las carreteras hasta superar los 120, consolidando el aislamiento
de seis de las nueve capitales de departamento, inclusive la ciudad
de Sucre, la capital constitucional de Bolivia, que solo dispone de
una vía abierta hacia el sureste.
En el oriente, los agricultores ocuparon tres campos operados
por la compañía hispano argentina Repsol-YPF y un pequeño pozo
petrolero, lo cual provocó la suspensión de sus operaciones en el
lugar y la producción de entre 2.600 y 3.000 barriles de petróleo
diarios.
En esa región, a 150 kilómetros al norte de la ciudad de Santa
Cruz, también están bajo el control de los sindicatos campesinos
desde el viernes tres campos del grupo British Petroleum, que, de
igual forma, han dejado de producir entre 1.500 y 1.700 barriles
diarios.
El líder indígena Evo Morales y el máximo dirigente de la
Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos, Román
Loayza, han instado a los campesinos de los zonas aledañas a Sucre
a movilizarse mañana a esa ciudad donde el Congreso considerará la
dimisión de Mesa. Según Loayza, el objetivo del traslado de los
campesinos a la capital boliviana será «el impedir la posesión de
Hormando Vaca Díez como presidente», quien tiene el derecho a la
sucesión constitucional.
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