Tony Blair se dirige al Parlmento Europeo, ayer, en Bruselas.

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Con un entusiasta discurso sobre Europa, de esos que «hacen historia», el primer ministro británico, Tony Blair, presentó ayer el programa de su inminente presidencia de la UE y urgió a los europeos a cambiar de rumbo y prioridades.

Jean-Claude Juncker, más próximo a las ideas defendidas por el eje franco-alemán, está a favor de progresar en la unión política de Europa, ya que, según resaltó, «nuestra generación no tiene derecho a deshacer lo que han hecho las anteriores».

Más que una lista detallada de objetivos, como suele ocurrir al principio de cada presidencia, el discurso de Blair tuvo un carácter eminentemente defensivo frente a los que le acusan de ser el causante de la crisis desencadenada en la UE por su postura intransigente respecto al marco presupuestario de la Unión hasta 2013.

Incluso el actual presidente de la UE, el luxemburgués Jean-Claude Juncker, dijo el miércoles en el hemiciclo que «hemos caminado mucho y es una obstinación no verlo», en referencia a Tony Blair, de cuyo trabajo al frente de la Unión, a partir del 1 de julio, desconfió.

Ambos primeros ministros han devuelto esta semana el protagonismo al Parlamento Europeo, escenario de dos intensos debates que han inaugurado el diálogo sobre el futuro de Europa que propugnaron los Veinticinco en la última cumbre.

«Han sido dos debates que hacen historia», señaló ayer el presidente de la Eurocámara, Josep Borrell, tras agradecer a ambos mandatarios que se reconozcan «europeístas apasionados» y hayan hablado de forma «franca y abierta» a pesar de sus diferencias.

Aunque con visiones radicalmente opuestas sobre el modelo de Europa, el presidente saliente y el entrante de la Unión Europea comparten la necesidad de hacer algo para recuperar la confianza de los ciudadanos tras el rechazo de la Constitución en Francia y Holanda, y la falta de acuerdo sobre el presupuesto.

Criticó la idea de Londres de aferrarse a su «cheque», que «nadie quiere eliminar, sino darle un cariz más solidario», y su intransigencia para acordar el reparto del presupuesto para el periodo de 2007 a 2013.