La revista «Time» se rindió ante la amenaza de una alta multa y la
prisión de uno de sus periodistas, y decidió ayer entregar a la
justicia las notas que tomó un reportero durante entrevistas con
fuentes confidenciales.
Esas fuentes revelaron a Matthew Cooper que la esposa del ex
embajador Joseph Wilson, un crítico de la Casa Blanca, era una
espía de la CIA. La ocupación secreta de Valerie Plame se supo
pocos días después de que su marido refutase la acusación hecha por
el presidente de EEUU, George W. Bush, de que Sadam Husein había
intentado comprar uranio en Níger para fabricar una bomba atómica
cuando estaba en el poder en Irak. Wilson afirmó que la filtración
fue una medida de represalia de la Casa Blanca y apuntó
directamente a Lewis «Scooter» Libby, el jefe de gabinete del
vicepresidente Dick Cheney, como responsable.
Revelar la identidad de un agente secreto es un delito federal
en Estados Unidos y por eso se abrió una investigación para
descubrir quién habló demasiado.
Además de «Time», han sido enjuiciados Cooper y una periodista
del diario «The New York Times», Judith Miller, quien también hizo
entrevistas sobre el tema pero no publicó la información. Ambos se
han negado a revelar sus fuentes.
El juez federal Thomas Hogan dio ayer un ultimátum hasta el
viernes para la entrega de la información y había fijado una
audiencia para el próximo miércoles a fin de sentenciar a los
periodistas.
El juez afirmó que la pena sería de tres meses de prisión y que
podría elevar la multa de 1.000 dólares al día, con efecto
retroactivo, con la que ya había amenazado a «Time».
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