Al menos catorce soldados estadounidenses y un periodista de la
misma nacionalidad perdieron la vida en dos acciones armadas de la
insurgencia iraquí, en una nueva jornada negra para EEUU en el país
árabe.
Desde que en marzo de 2003 comenzó la invasión y posterior
ocupación de Irak, más de 1.800 soldados estadounidenses han
perdido la vida en acciones de combate en este país.
Los marines murieron al estallar una artefacto al paso de su
convoy cerca de la ciudad de Hadiza, al oeste de Bagdad, vecina a
la frontera con Siria, informó el mando militar de EEUU en la
capital.
Según un comunicado divulgado en Bagdad, en el ataque también
perdió la vida el traductor iraquí que acompañaba a los uniformados
en el vehículo anfibio, mientras que otro soldado resultó herido de
gravedad.
La nota señala que la unidad participaba en una acción de
combate a unos dos kilómetros al sur de la referida localidad, como
miembros del Segundo Batallón de Combate de la Segunda División del
Cuerpo de Marines.
Hadiza, considerada uno de los bastiones de los rebeldes, está
ubicada a unos 220 kilómetros al noroeste de Bagdad, cerca de la
frontera con Siria, en plena provincia de Al Anbar, corazón de la
insurgencia. La urbe ha sido escenario, en los pasados meses, de
las dos mayores operaciones bélicas lanzadas por el Ejército de
Estados Unidos, que trata de aislar la localidad, de mayoría suní,
para evitar que se infiltren en el país elementos armados.
El martes, el mando militar en Bagdad anunció la muerte de otros
siete uniformados en la provincia de Al Anbar. La organización
«Ansar Al Sunna», vinculada a Al Qaeda, anunció por su parte la
captura el lunes, de un marine estadounidense en las inmediaciones
de Hadiza.
Según la organización, que publicó un comunicado en internet
cuya autenticidad no puede ser verificada, el soldado
estadounidense «resultó herido» durante una emboscada, tras lo que
fue capturado por los milicianos. La organización terrorista
aseguró, además, que en breve publicará fotografías del
uniformado.
Ansar Al Sunna se ha atribuido la autoría de sangrientos ataques
a las tropas norteamericanas y a la población civil iraquí, además
de ejecuciones de rehenes, tanto locales como foráneos. «No tengo
nada que sugiera que esto es cierto», dijo a los periodistas el
portavoz del Departamento de Defensa, Bryan Whitman.
También ayer apareció el cadáver del periodista estadounidense,
Steven Vincent, que fue encontrado en Basora, en sur de Irak, donde
había sido secuestrado el día anterior, informó la policía
local.
Vincent trabajaba por cuenta propia y preparaba un libro sobre
Basora cuando fue secuestrado, junto con su traductora iraquí, por
varios hombres armados, en la calle Istiklal, en el centro de la
ciudad.
La policía había advertido al periodista sobre los riesgos de
desplazarse por la ciudad sin protección. «El periodista fue
asesinado de tres balas», dijeron las fuentes e indicaron que la
traductora está gravemente herida.
Además, dos iraquíes murieron y otros ocho resultaron heridos en
dos acciones armadas de la insurgencia iraquí en Bagdad y en las
proximidades de Kirkuk. También ayer, el gobierno iraquí anunció la
captura en Kerbala de Raad Al Wendaui, un presunto asistente del
terrorista jordano Al Zarqaui.
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