Una residente en el asentamiento de Gadid sube a un autobús con una niña en brazos.

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EFE-KISUFIM
Las fuerzas militares y de la policía que ayer viernes llegaron al asentamiento Gadid para evacuar a las últimas familias de la localidad, seis de un total de 60, lograron desalojar la sinagoga y a la mayoría de los rebeldes «anaranjados».

Un diputado del sionismo religioso en la oposición, Isaac Levy, exhortó a las autoridades de la Operación Confraternidad aplazar hasta el domingo el desalojo de los «anaranjados», en su gran mayoría observantes, para que puedan celebrar en Gadid la llegada del «shabat» en la sinagoga del asentamiento ya evacuada.

Poco después de este mediodía se desconocía si la evacuación de todo el asentamiento y de unos 250 extremistas se completará antes de que comience, esta tarde, la jornada ritual del descanso judío, el «shabat», que se prolongará hasta el anochecer de hoy sábado.

Durante las 25 horas de la jornada sabática se suspenderán todas las operaciones militares y policiales, que se reanudarán el próximo domingo, primer día laborable de la semana en Israel.

Decenas de extremistas infiltrados en Gadid, procedentes de los asentamientos de Braja e Itzhar, de Cisjordania, atacaron a las fuerzas del Gobierno, desarmadas, desde los techos de algunas casas vacías y resistían su desalojo arrojando tejas, pintura, botellas y aceite para que se resbalaran los efectivos que iban a evacuarlos.

Una adolescente de entre los «anaranjados» se cayó del tejado y al resbalar por el aceite que derramaba y tuvo que ser evacuada en una ambulancia con heridas de consideración. No se informó de víctimas entre las fuerzas de seguridad.

El nuevo comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, general del aire Dan Halutz, aseguró hoy que los jóvenes rebeldes «que han levantado la mano contra los soldados y los agentes de policía a cargo del de la evacuación no serán reclutados para servir en las filas del Ejército mientras yo sea el jefe», aseguró.