El desalojo ayer del asentamiento de Netzarim cierra el Plan de
Desconexión en la franja de Gaza, que ha finalizado antes de lo
previsto y sin graves incidentes. «Nos vamos contra nuestro deseo,
pero no lo hacemos con la cabeza baja», dijo en la ceremonia el
rabino del asentamiento, Sion Tawil.
Y agregó: «los retoños que nos llevamos serán plantados en todo
el país hasta que encontremos la forma de regresar a Netzarim».
Netzarim, una de las colonias más radicales en Gaza y donde vivían
unos 570 habitantes, ha sido prácticamente desalojada en una
operación en la que las fuerzas de evacuación no han encontrado
gran resistencia y que ha concluido a media tarde.
Por su ubicación geográfica, justo al suroeste de la ciudad de
Gaza y aislada, la zona ha sido lugar de frecuentes enfrentamientos
armados, y se convirtió en el símbolo de la Intifada de Al-Aksa
cuando no lejos de allí murió a finales de 2000 el niño palestino
Mohamed A-Dura en un fuego cruzado.
Ayer, los habitantes de Netzarim se reunían por última vez en la
sinagoga para un rezo de casi tres horas en el que sacaron varios
rollos de la Torá y una Menorá -símbolo del Estado de Israel- para
pasearlos por la colonia, un ritual ya repetido en otros
asentamientos desalojados.
El rezo en la sinagoga fue el acto que puso fin a la presencia
judía en Netzarim, donde desde por la mañana los habitantes habían
estado esperando a las fuerzas de evacuación a las puertas de sus
casas, también rezando pero con sus pertenencias ya
empaquetadas.
El aislamiento de la colonia, rodeada por todos sus lados de
territorio palestino, ha impedido que jóvenes colonizadores judíos
pudieran llegar hasta ella, lo que sin duda ha facilitado su
evacuación.
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