Un niño de unos 10 años con un cinturón de explosivos se hizo
estallar ayer en el norte de Irak lanzándose contra el convoy de un
jefe de la policía, hiriéndolo así como a su chofer, según
informaron las autoridades.
El general Jattab Abdalá Areb, herido en el atentado suicida
perpetrado en Kirkuk, 250 kilómetros al norte de Bagdad, indicó que
un niño de entre 10 y 13 años de edad, que llevaba un cinturón de
explosivos, se acercó corriendo hasta el convoy y se abalanzó
estallando contra su vehículo en momentos en que llegaban a una
comisaría de policía.
El general, con heridas en el vientre, el pecho y una pierna, es
atendido, al igual que su chofer, en el hospital de la ciudad.
Según fuentes de la seguridad, dos policías y tres guardias
nacionales resultaron heridos en otros dos atentados con bombas
contra patrullas de la policía y el ejército en esta ciudad
petrolera del norte de Irak.
Por otro lado, tres iraquíes, entre ellos un policía, murieron y
otras tres personas quedaron heridas al estallar una bomba al paso
de una patrulla de la policía en Madaen, al sur de Bagdad. En
Baaquba, al norte de Bagdad, seis soldados fueron heridos, dos de
ellos gravemente, cuando su vehículo fue alcanzado por un artefacto
explosivo.
La otra noticia del día en Bagdad fue que un total de 675
detenidos fueron liberados el martes en Irak, de ellos 500 de la
cárcel de Abu Ghraib controlada por Estados Unidos, con motivo de
las fiestas que ponen fin al mes del ayuno musulmán del Ramadán,
anunció un comunicado militar estadounidense. Su liberación fue
decidida conjuntamente por el gobierno iraquí y el ejército
estadounidense al acercarse la fiesta del Fitr, que marca el final
del Ramadán, en los próximos días.
«Estos presos fueron seleccionados después de un detenido examen
de sus expedientes para garantizar que no son culpables de crímenes
violentos contra las fuerzas iraquíes o estadounidenses«, señala el
comunicado.
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