Tras permanecer en el lujoso Hotel Marriot donde se hospedó algunas
horas con los cuatro asesores que llegaron con él a Santiago la
tarde del domingo, Alberto Fujimori, quien está inhabilitado en su
país hasta 2011 para ejercer cualquier cargo público, pasó ayer por
la tarde de estar privado de su libertad a la espera de que los
tribunales de ambas naciones hagan valer un tratado de extradición
que rige desde el año 1932.
A poco menos de 24 horas de su llegada al aeropuerto
internacional de Santiago, procedente de Japón, donde se había
autoexiliado desde 2000, Fujimori se encuentra desde ayer tras las
rejas en la Escuela de la Policía de Prisiones chilena
(Gendarmería) y ya fue notificado de su situación: es un prófugo de
los tribunales de su país, sobre él pesa una orden de captura
internacional y el Gobierno de Alejandro Toledo tramita su
extradición.
El Gobierno de Ricardo Lagos, a través de su ministro de Asuntos
Exteriores, había anunciado la decisión de no expulsar a Fujimori
de territorio chileno y de traspasar el caso al ámbito puramente
judicial.
Esa será la vía por la cual se resolverá el regreso a Perú del
hombre más buscado por la justicia de su país, contra quien pesan
21 cargos por corrupción, genocidio, delitos de terrorismo y
crímenes políticos y quien, según dijo en una declaración que hizo
pública al llegar a Santiago, piensa presentarse como candidato a
las elecciones presidenciales que se realizarán en Perú en abril de
2006.
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