Bush respondió así a las acusaciones publicadas en la prensa en
los últimos días acerca de campos secretos de la Agencia Central de
Inteligencia (CIA) en Europa del Este y Asia para la tortura de
personas presuntamente vinculadas con actos terroristas.
El primer mandatario norteamericano hizo esas manifestaciones en
el curso de una rueda de prensa conjunta con el presidente
panameño, Martín Torrijos, con el que se reunió en la última
jornada de una gira por países de América Latina.
Bush, sin embargo, recordó en el curso de esa comparecencia que
«estamos en guerra» contra el terrorismo, y que su Gobierno tiene
la obligación de proteger a sus ciudadanos. «Nos encontramos
-señaló- ante un enemigo que conspira, que planea, que quiere hacer
daño a los ciudadanos estadounidenses», así que «pueden estar
seguros de que les haremos frente de manera contundente, pero de
manera legal». Estados Unidos «tiene que protegerse de una manera
que sea legítima», puntualizó Bush.
La Unión Europea investiga las acusaciones sobre la existencia
de esos campos. El Senado estadounidense ha aprobado una ley que
prohíbe el uso de la tortura, con la oposición de la Casa Blanca
que quiere que se exceptúe a la CIA.
La política estadounidense en vigor sobre el interrogatorio de
presos sospechosos de ser terroristas permite cubrir legalmente las
actuaciones de los agentes de la CIA en caso de tortura e incluso
de muerte de detenidos.
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