Las declaraciones de la secretaria de Estado de EEUU,
Condoleezza Rice, sobre la reducción de tropas en Irak y la
filtración de que el Pentágono sacará brigadas de combate del país
árabe, han caldeado el debate político en EEUU. Desde que el
viernes en la Cámara de Representantes subieran de tono los
enfrentamientos verbales en una votación en la que se rechazó, casi
por unanimidad, la salida inmediata de Irak, el asunto se ha
adueñado de la política estadounidense.
El Gobierno de Bush reitera que no está dispuesto a salir
deprisa y corriendo de Irak, pero la Casa Blanca parece que prepara
el terreno para la salida. El secretario de Defensa, Donald
Rumsfeld, fue el primero en echar leña al fuego el domingo pasado
en los programas de televisión, donde dijo que la retirada «depende
del criterio de los comandantes» pero que todo apunta a una
reducción en el número de soldados tras las elecciones que se
celebrarán en diciembre en Irak.
A Rumsfeld se suma ahora la secretaria de Estado, Condoleezza
Rice, quien aseguró el martes por la noche (madrugada de ayer en
Balears) en varias entrevistas por televisión que es probable que
Estados Unidos necesite mantener los actuales niveles de tropas
«poco tiempo más» en el país árabe. Según Rice, las fuerzas
iraquíes tienen un papel cada vez más destacado en la lucha contra
los grupos insurgentes, lo que resulta determinante con vistas al
repliegue estadounidense.
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