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EFE-BRUSELAS/PARÍS
La nueva canciller alemana, Angela Merkel, reivindicó ayer el proyecto de una Constitución para la UE e hizo un guiño al primer ministro británico, Tony Blair, respecto a las difíciles negociaciones sobre el marco presupuestario de la Unión para el periodo 2007-2013.

Merkel incluyó la Carta Magna europea como uno de los objetivos en su acuerdo de coalición con los socialdemócratas, y aseguró que su país seguirá trabajando en el proyecto europeo y a favor de la Constitución, por lo que fue felicitada hoy por los líderes europeos.

Merkel, en su primera visita a Bruselas recién investida como jefa del Gobierno alemán, hizo una clara apuesta a favor del proyecto europeo al relanzar la necesidad de la Constitución y al mostrar su confianza en un acuerdo sobre el futuro marco presupuestario.

La canciller cristianodemócrata aseguró que la Unión Europea «necesita una Constitución» y anunció que su Gobierno no renuncia al proyecto, que desde el rechazo franco-holandés del verano pasado se encuentra congelado, ya que los jefes de Estado y de Gobierno europeos decidieron introducir un periodo de reflexión.

A pesar de la complicada situación actual, Merkel afirmó estar convencida de que es posible encontrar una solución para las llamadas «perspectivas financieras», aunque dijo que esa solución debe ser «global» y no debe ceñirse únicamente al «cheque británico».

De esta manera hizo un guiño a Blair, en vísperas de la entrevista de hoy en Londres con el primer ministro británico y actual presidente de turno de la Unión Europea.

Al rendir su primera visita al extranjero como jefa de Estado alemana a París y a las instituciones europeas, Merkel confirmó su europeísmo y la importancia que ella y su Gobierno otorgan al proyecto europeo. De hecho, tanto el presidente del Parlamento Europeo, Josep Borrell, como Barroso calificaron la visita de Merkel de «una señal fuerte de compromiso del Gobierno alemán con la Unión Europea».

Pero la primera visita fue a París para reforzar el eje franco-alemán. Merkel, apostó por mantener una óptima relación con Francia, que durante años ha marcado el ritmo de la construcción europea, pero advirtió de que su principal línea de acción consistirá en la defensa de los intereses de su país.

Al día siguiente de su investidura como jefa del Gobierno alemán, Merkel debutó en el plano internacional con una visita a Francia, que confirma el buen clima entre los dos países, antes de desplazarse a Bruselas.