La Fiscalía milanesa ha acusado formalmente del hecho a 22 miembros
de la CIA, y desde el primer momento cobró fuerza la hipótesis de
que las autoridades italianas habían sido advertidas de la
operación. El Gobierno de Roma, sin embargo, negó haber sido
informado por la CIA y el propio primer ministro, Silvio
Berlusconi, citó al embajador estadounidense para pedirle
explicaciones y demandarle respeto a la soberanía italiana tras
publicarse el suceso.
El caso salió a la luz el pasado junio, a raíz de informaciones
de la prensa italiana que aseguraban que el clérigo, sospechoso de
terrorismo, había sido secuestrado en una calle de Milán y
trasladado en avión a una cárcel de Egipto, vía Alemania.
Berlusconi insistió a principios de este mes en que desconocía
la actividad de la CIA en Italia, después de que el diario «The
Washington Post» afirmara que los servicios secretos
estadounidenses mintieron deliberadamente a la Policía italiana
para despistarles sobre el secuestro.
De forma paralela a la emisión de las euro-órdenes, el ministro
de Justicia, Roberto Castelli, ha pedido formalmente a la Fiscalía
general de Milán que le entregue los documentos en los que se han
basado para decretar las detenciones.
Omar, refugiado político de origen egipcio en Italia y
considerado terrorista por Estados Unidos, fue secuestrado, según
la magistratura italiana, en una operación de la CIA en territorio
italiano y al margen del derecho internacional, violando la
soberanía de Italia.
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