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El ministro británico de Defensa, John Reid, confirmó ayer que el Gobierno estudia autorizar el espionaje telefónico de los diputados, tras matizar que es una petición de los servicios secretos. Reid reaccionó así a una noticia publicada ayer por «The Independent», que aseguraba que el primer ministro, Tony Blair, tiene previsto autorizar al servicio de contraespionaje MI5 que intervenga los teléfonos de los diputados como parte de un plan para ampliar sus competencias ante la amenaza terrorista.

La medida, que según Reid «aún tiene que ser debatida por el Gabinete de ministros», conllevaría la anulación de una convención impuesta en la década de los 60 por el entonces primer ministro laborista Harold Wilson, que impedía hasta ahora que los espías pusieran escuchas a los representantes del pueblo. La «doctrina Wilson» requiere además que los parlamentarios sean informados si por alguna razón se tiene que romper la norma.