El ministro de Asuntos Exteriores danés, Per Stig Moeller, señaló
ayer que el cierre de las embajadas de su país en Irán y Siria
obedecía a la falta de protección por parte de los respectivos
gobiernos, pero no así en el caso de Indonesia, a cuyos dirigentes
elogió.
La encolerizada multitud causó daños en escaparates de
comercios, en semáforos y, sobre todo, en una veintena de paneles
publicitarios de la sociedad de telecomunicaciones noruega
Telenor.
Noruega fue, después de Dinamarca, el segundo país europeo donde
se publicaron las caricaturas, consideradas blasfemas por los
musulmanes ya que el profeta Mahoma no se puede representar
gráficamente.
La mayoría de los comerciantes del principal mercado de Peshawar
cerraron sus puestos para participar en la manifestación. La
policía detuvo a 16 personas acusándolas de degradación de bienes
públicos. Los partidos islamistas paquistaníes han convocado para
el 3 de marzo una jornada nacional de acción y protesta.
«Indonesia ha hecho un gran papel. Su ministro de Exteriores fue
el primer líder político que en una televisión nacional dijo que no
había que hacer caso de los extremistas ni radicalizar la
situación», declaró Moeller.
Aún así, el gobierno danés cerró su embajada en Yakarta por
amenazas recibidas contra el personal y el embajador.
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