Al menos 19 civiles iraquíes murieron ayer en una serie de ataques
contra una central energética y dos fábricas de ladrillos en
Nahrauan, 20 kilómetros al este de Bagdad, informaron ayer fuentes
del ministerio de Interior.
«A las 17.30 hora local (14.30 GMT), entre 50 y 60 hombres
atacaron la planta generadora eléctrica, las fábricas de ladrillos
y varias viviendas de la localidad», explicaron las fuentes, que
detallaron que los cadáveres fueron descubiertos por fuerzas
estadounidenses e iraquíes.
Las fuentes explicaron que todos los fallecidos son trabajadores
de las fábricas de ladrillos, de la central eléctrica y de pequeños
talleres de la zona. Además, fuentes policiales dijeron que varias
familias de Nahrauan han comenzado a abandonar la ciudad después
del ataque protestando porque, según dijeron, «el gobierno es
incapaz» de protegerles de los ataques.
Según indicaron las fuentes, los ataques se prolongaron hasta
bien entrada la noche y los atacantes utilizaron armas ligeras y
lanzagranadas (RPG) contra los civiles, que trataron de
defenderse.
Los ataques destruyeron las dos fábricas de ladrillos y causaron
grandes daños en la planta eléctrica y en varias viviendas y coches
gubernamentales y particulares. Los habitantes de la localidad han
pedido al ministerio de Interior que envíe refuerzos para ayudar a
extraer más cadáveres que fueron sepultados por los cascotes de las
dos fabricas destruidas.
Nahrauan, que esta habitada por una población chií y suní, fue
escenario el año pasado de enfrentamientos sectarios que dejaron
decenas de muertos.
Ese ataque se da en el marco de la violencia sectaria que azota
Irak desde el pasado miércoles 22, tras la destrucción de la cúpula
de un importante santuario chií de la ciudad de Samarra, al norte
de Irak.
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