Milosevic tenía un largo historial clínico de hipertensión arterial
y de problemas cardíacos, que obligaron a suspender en una veintena
de ocasiones el juicio que se le seguía desde febrero de 2002 en el
TPIY por genocidio, crímenes de guerra y contra la humanidad en las
guerras de Croacia, Bosnia y Kosovo, entre 1991 y 1999.
El hijo de Milosevic, Marko, tiene previsto hacerse cargo del
cuerpo hoy y la familia espera que las autoridades levanten la
orden de arresto que pesa sobre la viuda de Milosevic, Mirjana
Markovic, para poder enterrarle en Belgrado.
Mientras, Moscú ha expresado sus dudas sobre la autopsia y ha
decidido enviar expertos forenses a La Haya.
Un portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores holandés
informó de que la embajada holandesa en Moscú había concedido un
visado de tres días (a partir de ayer) a Marko Milosevic y de siete
días a cuatro médicos rusos.
El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguei Lavrov, recordó
que Milosevic había pedido ser trasladado a Moscú para someterse a
tratamiento médico, pero el TPIY le denegó la petición por temor a
que no regresara a La Haya, a pesar de las garantías ofrecidas por
el Kremlin.
Según su abogado, Zdenko Tomanovic, un día antes de su muerte
Milosevic había pedido la ayuda de Rusia en una carta en la que
denunció que estaban intentando envenenarle y que se había
detectado en su sangre sustancias usadas para curar la lepra y la
tuberculosis que neutralizan la medicación contra la hipertensión
que tomaba.
La polémica creció cuando un toxicólogo holandés dijo a la radio
holandesa que había hallado rifampicina, un poderoso antibiótico,
en la sangre de Milosevic durante un examen realizado hace dos
semanas.
Según el toxicólogo, Milosevic pudo ingerir este medicamento
voluntariamente para empeorar su estado y convencer al TPIY de la
necesidad de ser trasladado a Rusia, donde reside su familia, para
recibir tratamiento.
Esta hipótesis pondría en duda las normas de seguridad en el
centro de detención de Scheveningen del TPIY, ya que plantearía
interrogantes sobre cómo pudo obtener Milosevic esos
medicamentos.
Un portavoz del TPIY, Christian Chartier, calificó de
«completamente absurda» cualquier duda de este tipo. Los jueces del
tribunal habían acusado en repetidas ocasiones a Milosevic de no
tomar su medicación contra la hipertensión para retrasar el
proceso.
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