Las mayores protestas en la historia de Bielorrusia desde la
independencia en 1991 concluyeron ayer con la detención de más de
200 opositores que acampaban en Minsk en protesta por el «fraude»
electoral.
«La revolución ha terminado», aseveró Yuri Podobed, coronel de
la policía tras la operación de desalojo de la capitalina Plaza de
Octubre por las unidades de la Policía Antidisturbios.
Los jóvenes activistas de la oposición, que habían montado la
noche del pasado lunes una ciudadela de tiendas de campaña en esta
plaza, exigían la anulación de los comicios presidenciales
celebrados el pasado domingo que otorgaron la victoria al
presidente, Alexandr Lukashenko. Media docena de camiones de la
policía rodearon a los manifestantes que, en seguida, se sentaron y
formaron una cadena humana.
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