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El Consejo de Seguridad adoptó ayer una declaración presidencial en la que exige a Irán que suspenda sus actividades nucleares, lo que constituye un primer aviso sobre otras posibles acciones que pueda ejercer el organismo de la ONU.

El documento adoptado, elaborado por el Reino Unido y Francia, con el apoyo de EEUU, es más moderado de lo que se pretendía inicialmente y fue modificado en varias ocasiones para contar con el apoyo de Rusia y China, que se oponían a una acción más contundente contra Irán.

La declaración, que no tiene carácter vinculante, fue adoptada después de tres semanas de negociaciones entre los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China.

En el texto, se insta a Irán cumplir con las exigencias de la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA), entre ellas suspender su programa de enriquecimiento de uranio y permitir la verificación de sus actividades nucleares.

También se reafirma el apoyo al trabajo de la OIEA y se pide a su director, Mohamed El Baradei, que en un plazo de 30 días presente un informe sobre el cumplimiento por Teherán de esas exigencias a la junta de gobernadores del organismo que dirige y paralelamente al Consejo de Seguridad de la ONU.

El Consejo expresa en la declaración su convicción de que «la suspensión y verificación del cumplimiento iraní con los requerimientos de la OIEA contribuirán a buscar una solución diplomática y negociada que garantice que el programa nuclear de Irán es para fines exclusivamente pacíficos».

Además, subraya que la voluntad de la comunidad internacional es «trabajar positivamente en esta solución que beneficiará el régimen de no proliferación nuclear en otras partes del mundo».