Casi un noventa por ciento de los montenegrinos fueron ayer a votar, creándose largas colas.

TW
0

EFE-SERBIA Y MONTENEGRO
El serbio Centro de Monitoreo (Cemi) y el montenegrino Centro de Elecciones Libres y Democracia (Cesid, en sus siglas en serbio) anunciaron una hora después del cierre de los colegios electorales que el voto a favor de la independencia recibió un 55,9 por ciento. De esta forma, los independentistas superarían ligeramente el umbral mínimo del 55 por ciento impuesto por la Unión Europea (UE) para reconocer al nuevo estado.

El líder del Partido Nacional, Predrag Popovic, manifestó poco después del cierre de los colegios electorales en nombre del bloque unionista que «aquel que gana con tanta mayoría merece que le den la mano».

La cifra es, sin embargo, inferior a la del 56,34 por ciento que habían anunciado las organizaciones poco después de cerrar los centros de votación. Los montenegrinos están así a un paso de poner fin a la débil unión estatal que formaban con Serbia desde el 2003, así como a un destino compartido con ese país desde el final de la Primera Guerra Mundial en 1918.

El gubernamental e independentista Partido de Socialistas Democráticos (DPS) del primer ministro Milo Djukanovic, organizó el primer festejo en el centro de la ciudad, y aunque el bloque unionista reconoció primero implícitamente su derrota, luego se retractó y aseguró que nada está decidido aún.

Sin embargo, Pegrag Bulatovic, líder del bloque unionista, acusó a las ONGs que emitieron sus estimaciones de «desestabilizar» el país y aseguró que según el 20 por ciento del escrutinio, los unionistas van por delante.

Unos 484.000 ciudadanos montenegrinos estaban llamado a acudir a las urnas, algo hicieron con una participación sin precedentes de entorno al 87 por ciento, o sea, que unos 420.000 ciudadanos votaron.

El hombre fuerte de este nuevo país soberano es el primer ministro, Milo Djukanovic, que domina la política montenegrina desde hace ya 15 años.

Las aspiraciones independentistas de Montenegro datan de los principios de los años 90 del siglo pasado, cuando la entonces Yugoslavia empezaba a desintegrarse.

El proceso de separación, que en un principio fue apoyado por la UE para debilitar a Milosevic, pasó primero por la introducción del marco alemán y luego el euro como moneda nacional.