Decenas de reporteros gráficos captaron el apretón de manos entre ambos líderes en el Palacio Republicano.

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El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, protagonizó ayer martes una fugaz visita no anunciada a Bagdad para mantener una reunión en persona con el primer ministro Nurí al-Maliki, y dar asi testimonio del apoyo estadounidense al nuevo Gobierno iraquí. El carácter secreto de la visita, que se prolongó durante unas cinco horas, llegó al extremo de que al mandatario iraquí le avisaron cinco minutos antes de que «un importante visitante» venía a verle. Se trata de la segunda visita a Irak de Bush tras el derrocamiento de Sadam Husseín, tras la que hizo a sus tropas el Día de Acción de Gracias de 2003.

El propio Bartlett explicó a los catorce periodistas elegidos para cubrir la visita -a quienes se convocó para cubrir un acto presidencial en el norte de Virginia- que Bush deseaba ir a Irak tan pronto hubieran sido designados por Al Maliki los responsables de los departamentos clave de Defensa e Interior y de Seguridad Nacional, según informó CNN. El viaje de respaldo a Al Maliki había sido diseñado hace alrededor de un mes por un reducido círculo de responsables de la Casa Blanca. Además del vicepresidente Cheney, sólo la secretaria de Estado Condoleezza Rice y el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, -ambos participantes en la reunión previa de Camp David- habían sido avisados de la visita.

Tras una cumbre de dos días con sus principales colaboradores en Camp David para discutir la actuación de EEUU en Irak, Bush tomó eAir Force One con destino a Bagdad, acompañado entre otros por el consejero presidencial Dan Bartlett, el consejero de seguridad nacional Stephen Hadley y el portavoz de la Casa Blanca, Tony Snow. El aeropuerto de Bagdad fue cerrado al tráfico por razones de seguridad.

El encuentro del presidente de Estados Unidos con el primer ministro iraquí tuvo lugar en el antiguo Palacio Republicano, que ahora alberga la Embajada de Estados Unidos. El apretón de manos entre ambos fue cubierto por gran número de reporteros gráficos. Un sonriente Al Maliki dijo: «Encantado de verle», a lo que Bush correspondió con un «Gracias por recibirme».

En sus declaraciones a los periodistas, Bartlett dijo que el viaje de Bush iba a permitirle mantener un cara a cara con Al Maliki y poder disponer así de una idea clara de las prioridades del primer ministro y de cómo el Gobierno de Estados Unidos podría ayudarle a tener éxito. No obstante, declinó comentar si ambos mandatarios tenían previsto discutir sobre el calendario y ritmo de cualquier tipo de retirada militar estadounidense.

«Cuando estás tratando cuestiones de enormes consecuencias, la seguridad de nuestro país, la seguridad de Oriente Medio y en el mundo, y estás tomando decisiones de tal calibre, es críticamente importante que seas capaz de encontrarte con el nuevo líder, conversar con el líder, con quien vas a estar tomando esas decisiones. Estamos convencidos del éxito del nuevo Gobierno y del plan que Al Maliki está desarrollando. Entre estos planes, figuran los preparativos para el despliegue de 70.000 nuevas tropas -en su mayoría iraquíes- en las calles de Bagdad para intentar mejorar la seguridad en la capital», dijo.