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FRANCE PRESS-BAGDAD
Un hombre con explosivos en el zapato, furioso con un imán chií que criticó al desaparecido líder de Al Qaeda en Irak, Abu Musab al Zarqaui, se inmoló en una de las mezquitas chiíes más importantes de Bagdad durante la oración de los viernes, terminando con la vida de al menos trece personas e hiriendo a cerca de treinta.

La mezquita Buratha también fue atacada durante la oración del viernes el pasado 7 de abril, cuando cuatro terroristas suicidas hicieron estallar los explosivos que portaban, matando al menos a 85 fieles cuando salían de la mezquita tras el servicio religioso semanal. Por otra parte, el viceprimer ministro iraquí, Salam Zikam Alí al Zubaie, adelantó ayer que Irak ha acordado asumir este mes las tareas de seguridad que hasta el momento desempeñaban las fuerzas extranjeras en el sur del país. Al Zubaie hizo estas declaraciones en respuesta a una información de la prensa japonesa que indicaba que los soldados británicos, australianos y japoneses transferirán sus responsabilidades de seguridad en el sur de Irak a las autoridades iraquíes la próxima semana, y que se retirarán pronto del área. «Existe un acuerdo para asumir las responsabilidades de seguridad que desempeñan las fuerzas británicas, australianas y japonesas en el sur de Irak este mes», reconoció Al Zubaie. «Existe ese plan... esperamos que las fuerzas de seguridad iraquíes cumplan sus tareas allí.»

El imán de la mezquita Buratha, un importante político chií que a menudo ha hablado en contra de Abu Musab Al Zarqaui, culpó a la red terrorista en Irak de este atentado, estimando que era un intento de reafirmarse después de la muerte de su líder en un ataque aéreo la semana pasada.

«Al Qaeda trata de restablecer algún respeto después de la muerte del líder terrorista Abu Musab al Zarqaui, apuntando a uno de los principales clérigos chiíes, pero fallaron», agregó Jalal Eddin al Sagheer.