Jacques Chirac, presidente francés, habló ayer en rueda de prensa tras la cumbre europea.

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AGENCIAS-BRUSELAS
La cumbre de la Unión Europea (UE), que comenzó el jueves y que finalizaba ayer, mostró su solidaridad con España por la llegada masiva de inmigrantes, y coincidió en la necesidad de aumentar la cooperación con Àfrica, incrementar la lucha contra el tráfico de personas y mejorar la integración de los recién llegados y sus descendientes.

La discusión «fue extremadamente seria», según explicó, por su parte, el primer ministro italiano, Romano Prodi, uno de los líderes que ofrecieron una conferencia de prensa tras la primera jornada de la cumbre.

La discusión sobre inmigración en la cumbre fue lanzada durante la cena de líderes de la Unión Europea por el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y por el presidente de la Comisión Europea (CE), el portugués José Manuel Durao Barroso.

Zapatero señaló la situación que afronta España con las llegadas de embarcaciones procedentes de Àfrica, dijo el presidente de turno de la Unión Europea, el canciller austríaco Wolfgang Schüssel, durante una conferencia de prensa, tras la primera jornada de la cumbre comunitaria.

Tras la intervención del presidente del Gobierno español y de Barroso, cada miembro del Consejo Europeo expresó su punto de vista, en una discusión que Schüssel consideró muy valiosa, porque la inmigración es un asunto que cada vez va a estar más presente en la UE.

Prodi mostró su apoyo a España por los «problemas a los que se está enfrentando» en materia de inmigración ilegal y el problema que está planteando a la Unión Europea.

En especial, se habló de los grandes cambios que está experimentando el continente africano y a los «que debe hacer frente la UE», agregó.