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AGENCIAS-BAGDAD
El Gobierno iraquí impuso ayer un toque de queda diurno en Bagdad en una jornada en la que más de veinte personas murieron en ataques y enfrentamientos en distintos lugares del país, y como medida de precaución para evitar atentados con coches bomba en la capital.

El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, decidió en mayo pasado aplicar la Ley de Emergencia en Basora para hacer frente a la creciente violencia en esa ciudad, cuyos habitantes son en su mayoría chiíes.

Los ataques más sangrientos tuvieron lugar en las ciudades de Baquba y Basora.

En esta última, un suicida al volante de un coche cargado de explosivos lo hizo estallar cerca de una estación de taxis y causó la muerte de al menos 10 personas y heridas a otras 18.

Fuentes policiales advirtieron de que el número de muertos puede aumentar debido a que varios de los heridos están graves.

Basora, la segunda ciudad en importancia del país, situada a unos 500 kilómetros al sur de la capital, es la única salida de Irak al golfo Pérsico, a través del cual ese país exporta dos tercios de su producción de petróleo.

Una segunda bomba hizo explosión cerca de una mezquita suní en Hibhib, en las afueras de Baquba, ciudad situada a 65 kilómetros al noreste de Bagdad, y dejó 12 muertos y más de veinte heridos.