Los cuerpos de civiles libaneses yacen junto a su vehículo en Ter Harfa, tras ser alcanzados por la aviación israelí.

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AGENCIAS-BEIRUT
El primer ministro libanés, Fuad Siniora, pidió ayer un inmediato alto el fuego bajo el patrocinio de la ONU, y que la comunidad internacional ayude al Líbano a extender su soberanía al sur del país, controlado por la guerrilla de Hezbolá. En un mensaje televisado, Siniora condenó de nuevo los ataques contra su país, que calificó de «máquina criminal», y responsabilizó a Israel de las pérdidas económicas y humanas causadas en el Líbano por esos bombardeos.

Varias carreteras cerca de la frontera siria, en el este y norte, y de Sidón, fueron también blanco de los ataques israelíes, así como puentes, reservas de agua, gasolineras y una instalación para abastecerse de gas domestico.

Al menos 93 personas han muerto y otras 250 resultaron heridas desde el inicio de los ataques de la aviación israelí contra el Líbano, que hoy han sido intensificados en varias áreas del país, incluido Beirut, informó la emisora estatal Radio Líbano.

La aviación y la marina israelíes bombardearon hoy varios puertos de Beirut, así como el faro de la capital -que está en llamas-, además de las ciudades de Junieh, Amchit y Trípoli.

Los bombardeos tuvieron también como blanco una posición del Ejército libanés en Talet el Jayar en la región norteña de Batrun, donde causaron la muerte a un militar y once heridos, según un comunicado militar.

Cazabombarderos israelíes atacaron, asimismo, la mayoría de las posiciones de radar del Ejército libanés a través del país, informó la cadena de televisión LBC.

Unas 10.000 personas abandonaron sus hogares huyendo de los bombardeos y entre ellas se produjo una tragedia al caer un misil sobre una camioneta en Maruayin causando la muerte de 17 personas, incluidos 10 niños.

Los israelíes, con altavoces, instaron a los habitantes de la región sureña de Bint Jbeil a no salir de sus casas después del anochecer.