Ruinas de un edificio impactado por los ataques aéreos israelíes en Nabatiya, ciudad del Líbano.

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FRANCE PRESS-JERUSALÉN/BEIRUT
Alrededor de 300 personas han muerto en Líbano desde que comenzaron los bombardeos israelíes hace justamente una semana, según las primeras cifras oficiales de la tragedia hechas públicas ayer por el primer ministro libanés, Fuad Siniora. Otras mil personas han resultado heridas y medio millón han huido de sus hogares, según Siniora, quien advirtió de que su Gobierno reclamará compensaciones a Israel por las «pérdidas inconmensurables» ocasionadas a las infraestructuras del país.

Únicamente en el día de ayer han muerto más de 50 libaneses a causa de los ataques de la aviación israelí, que también ayer bombardeó por primera vez el centro de Beirut. Mientras, dos soldados y un miliciano murieron en los enfrentamientos -los primeros cuerpo a cuerpo desde que comenzó el conflicto- entre una unidad de elite del Ejército israelí y los milicianos de Hezbolá en la frontera entre los dos países, y al menos tres personas -incluidos dos niños- murieron por el impacto de un cohete Katiusha de Hezbolá contra el barrio árabe de Nazareth.

En un discurso ante un grupo de embajadores extranjeros, Fuad Saniora hizo un llamamiento urgente en favor del fin de las hostilidades por motivos humanitarios. El país ha quedado «roto en pedazos», afirmó. «¿Acaso la vida humana es menos valiosa en Líbano que en otros países?», se preguntó. «¿Esto es lo que la comunidad internacional llama el derecho a la propia defensa? ¿Es éste el precio que hay que pagar por aspirar a construir nuestras instituciones democráticas?», prosiguió el primer ministro en alusión clara a Estados Unidos, que ha apoyado a Israel invocando su derecho a defenderse y cuyo embajador estuvo presente en el acto.