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PIEDAD VIÑAS-EFE
El presidente de EEUU, George W. Bush, aseguró ayer que su Gobierno no bajará la guardia contra los «fascistas islámicos», a los que atribuyó la trama terrorista desarticulada en Londres.

El secretario de Seguridad Nacional, Michael Chertoff, reconoció que, aunque no está confirmado, todo «apunta a una trama de Al Qaeda» que aparentemente «estaba bien planeada y se encontraba bastante avanzada, cercana a completarse».

Aunque no mencionó en ningún momento a la red terrorista «Al Qaeda», Bush dio a entender que es el blanco de sus sospechas sobre la autoría del amplio operativo desmantelado en Londres, dirigido contra vuelos comerciales entre el Reino Unido y EEUU, por el que la policía londinense ha detenido a 21 personas.

Sus consecuencias serían «horripilantes», según la Casa Blanca y las autoridades británicas, que apuntaron que los terroristas pretendían hacer estallar en medio del Atlántico entre seis y diez aviones.

Aunque Chertoff no dio muchos detalles sobre dicha trama para no perjudicar la investigación de las autoridades británicas, sí desveló que los terroristas pretendían usar «ingredientes líquidos de explosivos, detonadores», camuflados como objetos corrientes en sus equipajes de mano.

A la espera de conocer los resultados de esa investigación, Washington tiene muy claro que el operativo que preparaban los terroristas suponía una amenaza grave contra EEUU y su aliado más fiel, el Reino Unido.