Durante la jornada de ayer la aviación hebrea siguió destruyendo los barrios chiíes de Beirut.

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AGENCIAS-JERUSALÉN
El Gobierno israelí ratificó ayer la resolución 1701 de la ONU para un alto el fuego en Líbano, pero el Ejército apura las últimas horas para tratar de debilitar lo más posible a la guerrilla chíi Hizbulá antes de silenciar las armas.

«Estamos preparando el terreno para que la fuerza internacional pueda entrar de forma más suave», dijo esta tarde el ministro israelí de Turismo, Isaac Herzog, tras explicar que «hasta mañana (por hoy) seguirán los intensos combates para destruir las lanzaderas de misiles y las infraestructuras de Hizbulá.

Las tropas israelíes tienen también un interés directo en debilitar a Hizbulá ya que está previsto que se queden en el sur de Líbano después del alto el fuego, hasta ser relevadas por el Ejército regular libanés y la fuerza multinacional de la ONU, según lo establecido en la resolución 1701.

La ministra israelí de Exteriores, Tzipi Livni, ha precisado que cuando entre en vigor el alto el fuego «no habrá vacío sobre el terreno» pues el ejercito israelí no se retirará hasta la llegada de la fuerza multinacional.

La secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice, dijo ayer en la televisión israelí que puede que haya incidentes tras el cese oficial de las hostilidades, pero que eso 'no debe alterar el compromiso de las partes'.