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Tres semanas después de los atentados fallidos con sendas bombas en dos trenes regionales alemanes, la policía detuvo ayer en la estación central de Kiel (norte del país) a un estudiante libanés de 21 años, aunque un segundo sospechoso sigue en libertad. Los atentados fallidos del pasado 31 de julio han servido para que los alemanes comiencen a tomar conciencia de que su país no es inmune al terrorismo.

El detenido es un estudiante de mecánica electrónica que reside en Alemania desde septiembre de 2004 y que desde febrero de 2005 vivía en una residencia de estudiantes de Kiel.

El presunto terrorista fue detenido por la policía en la estación central de Kiel cuando se disponía a coger un tren regional que se dirigía a Hamburgo. Debido a la operación antiterrorista, la estación de Kiel permaneció durante cinco horas por la mañana cerrada al público. Y la de Hamburgo fue desalojada por la tarde tras recibir una amenaza de bomba.

La fiscal general federal alemana, Monika Harms, aseguró que el estudiante libanés de 21 años es «definitivamente» uno de los sospechosos que buscaba la policía. Harms precisó que la policía pudo lograr identificar al estudiante libanés gracias a las huellas dactilares encontradas en la maleta que contenía la bomba que no estalló.