Tony Blair, subiendo al avión que ayer le condujo a Tel Aviv para reunirse con su homólogo Ehud Olmert.

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EFE-LONDRES
El primer ministro británico, Tony Blair, urgió ayer a su partido a centrarse en la política y no en la feroz lucha interna que estalló esta semana, cuando el líder laborista confirmó que abandonará dentro de un año la jefatura del Gobierno.

Un Blair relajado hizo un llamamiento a la unidad laborista en su primera intervención pública tras anunciar el jueves su intención de dimitir dentro de un año, aunque rehusó concretar una fecha concreta.

En un discurso pronunciado en Londres ante una conferencia del grupo laborista 'Progress Organisation', Blair exigió el fin de las disputas dentro del Partido Laborista, ya que pueden pasar factura en las próximas elecciones generales, previstas para 2009 ó 2010.

«No vanos a ganar las elecciones si tenemos ataques personales de todo el mundo contra todo el mundo, porque eso ahuyenta a la gente (electorado)», avisó el primer ministro, muy aplaudido por una audiencia integrada mayormente por simpatizantes.

Menos calurosa fue la bienvenida que recibió Blair a la entrada de la conferencia, donde un grupo de activistas contrarios a la guerra abucheó al jefe del Ejecutivo en protesta por la política exterior británica en lugares como Irak, Afganistán y Palestina.

Blair se vio obligado a confirmar su marcha después de la crisis que estalló el miércoles, cuando ocho cargos de bajo rango del Gobierno dimitieron en protesta contra su liderazgo.

También el jueves, el ministro de Economía, Gordon Brown, considerado el sucesor natural de Blair, expresó su apoyo a cualquier decisión que tome el primer ministro sobre su futuro.

Brown ya había mantenido el día de la crisis una tensa reunión con el primer ministro, en medio de rumores sobre la posibilidad de que el titular de Economía hubiera instigado la revuelta laborista.