Partidarios de Hezbolá preparan la zona de Beirut dondo hoy se celebrará la 'victoria divina' sobre Israel.

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CARLOS LÓPEZ-NUEVA YORK
El presidente de Líbano, Emile Lahud, manifestó hoy durante su intervención ante la 61 Asamblea General de la ONU su profunda decepción ante la labor realizada por el Consejo de Seguridad durante la crisis bélica que ha sufrido su país durante el pasado mes de julio y agosto.

Lahud subió al estrado para transmitir el estado de un país, Líbano, «terriblemente herido, un país devastado, sometido a una agresión bárbara y a una campaña de desmembramiento salvaje (...), destruyendo todo lo que hacía de Líbano un Estado viable, la sentencia consciente de Israel para destruir el país».

Para el presidente libanés, «esta agresión fue más cruel cuando contó con el apoyo de ciertas potencias y el Consejo de Seguridad fue incapaz de detener la masacre de inocentes y más de un mes en pedir un alto el fuego de todos para lograr una cese de hostilidades que no es definitivo y formal, lo que pone en entredicho la credibilidad de la ONU».

En vista de lo sucedido durante los pasados meses, Lahud manifestó sus dudas sobre la capacidad de la ONU pueda salvaguardar la paz, «al estar sometida su capacidad a la voluntad de unas pocas potencias mundiales» y afirmó que su presencia en la Asamblea General tiene como objetivo «advertir de los riesgos que conlleva el debilitamiento de los fundamentos de la ONU».

«A partir del 14 de agosto de este año se ha demostrado que Líbano respeta las resoluciones internacionales», señaló el líder libanés, mientras que Israel «viola» la resolución 1701, renunciando a la retirada de sus efectivos y «trata al pueblo de Líbano como rehenes» con su negativa «a entregar a la ONU el mapa de las miles de minas que ha dejado atrás», acusó Lahud.