El funeral castrense del dictador Augusto Pinochet no estuvo exento de solemnidad. Foto: MAX MONTECINOS/REUTERS
NELSON SANDOVAL-SANTIAGO
El ex dictador Augusto Pinochet fue despedido con honores militares en un funeral al que acudieron unas 4.000 personas para despedir al militar que fue calificado como «testimonio de una época» por el jefe del Ejército, Oscar Izurieta. Mientras se celebraba el funeral, en otro punto de Santiago, frente al palacio presidencial de La Moneda y ante el monumento a Salvador Allende, organizaciones de derechos humanos y de izquierda participaban en otro homenaje, en recuerdo a las víctimas de la dictadura. Las exequias de Pinochet tuvieron lugar tras un velatorio de 24 horas en las que unas 60.000 personas desfilaron ante al féretro de Pinochet. En la ceremonia se registraron momentos de tensión al llegar la ministra de Defensa, Vivianne Blanlot, que fue recibida con pifias e insultos que se extendieron a la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, por parte de seguidores de Pinochet. El Gobierno descartó otorgar honores de Estado a Pinochet porque no había llegado al poder por medios legítimos, según explicaron fuentes oficiales.
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