TW
0

EUROPA PRESS/EFE
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, expresó ayer su apoyo al Gobierno iraquí y a sus instituciones judiciales en un comunicado hecho público dos horas después del ahorcamiento de Sadam Husein, asegurando que el trato que el dictador recibió de la justicia recibió todas las garantías de imparcialidad de las que carecieron las víctimas de su régimen.

La ejecución del depuesto presidente iraquí ha suscitado además el recrudecimiento de la violencia en el país, expresiones de condena o alegría y un generalizado llamamiento a la reconciliación en Irak.

«Juicios justos eran inimaginables bajo el mandato tiránico de Sadam Husein», asegura en un breve comunicado Bush, valorando el enjuiciamiento del que fuera jefe del Estado iraquí durante 24 años, «de una clara muestra de la resolución del pueblo iraquí de dejar atrás décadas de opresión y conceder, a pesar de los terribles crímenes sufridos por sus gentes, un juicio justo a Sadam Husein».

La ejecución de Husein se produce al final de un año difícil para el pueblo iraquí y para las tropas estadounidenses desplegadas en el país árabe. «Llevar a Sadam ante la justicia no acabará con la violencia», advierte Bush, «pero es un importante hito en la trayectoria iraquí por convertirse en una democracia que pueda gobernarse, mantenerse y defenderse por sí misma y ser un aliado en la guerra contra el terror.

Además de las opiniones contrarias a la legalidad del juicio e imparcialidad del tribunal, se han sumado innumerables muestras de rechazo a la pena capital, tanto de países contrarios a la pena de muerte como de los defensores de Sadam Husein, como el líder libio, Muamar Gadafi, quien decretó tres días de luto y suspendió la fiesta musulmana del Cordero.

Precisamente la celebración en numerosos países de la región de la principal festividad musulmana atenuó el impacto de la noticia, aunque en la calles de Oriente Medio los chiíes celebraban la desaparición del ex mandatario suní, que había ahogado en sangre revueltas kurdas y chiíes.