El objetivo de la investigación es «identificar a quienes están detrás de la filmación del vídeo», dijo el diputado chií Abás al Bayati, miembro de la Alianza Unida (AU), integrada por varios grupos políticos que ocupan 140 de los 275 escaños del Parlamento.
El Gobierno iraquí cifró ayer en 16.245 el total de las víctimas mortales de la incesante violencia en este país árabe en 2006, de ellos más de 12.000 son civiles y el resto son miembros de las fuerzas de seguridad y de grupos insurgentes.
Maliki tomó esa decisión para evitar un recrudecimiento de la violencia sectaria entre los chiíes, que controlan el Gobierno, y los suníes, en los que se apoyaba el régimen del ex presidente de Irak, ejecutado el 29 de diciembre por crímenes contra la humanidad.
La polémica, que ha cruzado la frontera de Irak a otros países islámicos, se desató por haber tenido lugar la ejecución el primer día de la principal fiesta musulmana de Al Adha (Sacrificio), y por lo que los suníes calificaron de «humillación» y «provocación» llevada a cabo por chiíes justo antes de que el derrocado presidente fuera ahorcado.
En un vídeo difundido por varias televisiones árabes se puede ver al ex dictador acompañado de verdugos encapuchados que le dirigen hacia la horca, mientras se oyen voces alabando al clérigo chií Muqtada al Sadr y a su padre, Baqer al Sadr, asesinado durante el régimen de Sadam. Además, se puede oír una voz que dice: Sadam «vete al infierno».
La grabación muestra cómo reacciona el ex presidente con enfado y responde: «al infierno... al infierno», «ésta es la horca de la desgracia».
Varios comentaristas en el mundo árabe, gobernado por regímenes suníes, han calificado la ejecución de «sectaria», y muchos de ellos consideraron que «fue motivada por venganza (chií) y no para aplicar la decisión de la Justicia».
Gobiernos de países como Arabia Saudí -cuna del Islam- o Egipto lamentaron el hecho de que Sadam fuera ahorcado en la fiesta musulmana, mientras que numerosas voces advertían de que su ejecución de esa manera podía acabar con los esfuerzos para la reconciliación nacional en Irak.
La Comisión de Ulemas Musulmanes, que representa a los suníes de Irak, consideró que la ejecución fue motivada por «odios personales», mientras representantes del ya disuelto partido Baaz, de Sadam, advirtieron de que el Gobierno «pagará el precio».
El diputado Al Bayati insistió en que «los eslóganes sectarios que se oyeron en el vídeo no reflejan la postura del Gobierno», y afirmó que el Ejecutivo de Al Maliki, que dirige el chií Partido Al Dawa (llamamiento), rechaza esa humillación.
Se cree que los que estaban presentes en la ejecución representan a Al Sadr y a Abdel Aziz Al Hakim, líder de la Asamblea Suprema de la Revolución Islámica (ASRI) que junto a Al Dawa es el principal integrante de la Alianza Unida.
Los chiíes, oprimidos durante las casi tres décadas de gobierno de Sadam Husein, acusan al ex dictador de haber asesinado a centenares de miles de miembros de su comunidad, que representa el 60 por ciento de los alrededor de 25 millones de habitantes de Irak.
Estas cifras las difundió el Ministerio de Interior, coincidiendo con el hallazgo de los cadáveres de decenas de personas con impactos de bala y señales de tortura en distintas zonas de Bagdad. Según la nota, un total de 12.371 civiles iraquíes perdieron la vida y otros 15.143 resultaron heridos durante los pasados doce meses en acciones de violencia, especialmente atentados suicidas, en su mayoría con coches bomba.
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