Pero el primer ministro comienza una fase donde los problemas en el seno de su heterogénea coalición, que agrupa desde comunistas a democristianos, y que le llevaron a la dimisión, continúan sin resolverse. Así, sigue existiendo la escasa ventaja -dos o tres votos- que la coalición de centroizquierda tiene en el Senado, por lo que cualquier votación en la cámara alta será como una lotería que dependerá del humor de algunos protagonistas.
El Ejecutivo tendrá que someterse el viernes al voto de confianza en la Cámara de Diputados, donde cuenta con una amplia mayoría, por lo que Prodi no tendrán problemas para seguir gobernando.
Prodi consigue así superar el obstáculo de la confianza que le había marcado el presidente de la República, Giorgio Napolitano, tras la dimisión de su Gobierno la pasada semana, después de perder por dos apoyos una votación sobre política exterior en el Senado.
Prodi contó ayer con el apoyo del tránsfuga Marco Follini, antiguo secretario del democristiano UDC y ex vicepresidente del Gobierno con Berlusconi en la pasada legislatura, pero esto no quiere decir que será así en las próximas votaciones. También el senador comunista Franco Turigliatto, uno de los dos «rebeldes» que hicieron caer el Gobierno con su abstención, anunció ayer su «no» ante la próxima aprobación de la refinanciación de la misión en Afganistán.
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