Un avión estadounidense «lanzó dos bombas de 2.000 libras sobre la posición supuesta del enemigo, lo que puso fin al enfrentamiento. Hay informes sin confirmar de que nueve personas han muerto», añadió.
El ataque fue admitido por las tropas norteamericanas, que nuevamente culparon a los talibanes de esconderse entre civiles y dijeron que hay informes «sin confirmar» sobre la existencia de nueve fallecidos.
El bombardeo, registrado en la provincia de Kapisa, siguió a un ataque registrado la noche del domingo contra la base estadounidense de Nijrab, dijo el vicegobernador provincial, Sayed Mohamed Dawood Hashimi.
Según esta fuente, la respuesta de la OTAN alcanzó una casa en la que habitaban civiles y causó la muerte de tres niños, cinco mujeres y un hombre.
El Ministerio afgano del Interior confirmó que algunos civiles murieron, pero no precisó el número.
Posteriormente, las fuerzas estadounidenses afirmaron en un comunicado que, tras el ataque insurgente contra su base, los talibanes se metieron en el recinto habitado.
Según esta versión, las fuerzas norteamericanas observaron que dos hombres armados con fusiles AK-47 entraban en el recinto.
«Estos hombres pusieron en peligro a sabiendas a los civiles retirándose hacia un área poblada mientras atacaban a las fuerzas de la coalición», dijo el portavoz de las fuerzas estadounidenses, el teniente coronel David Accetta, citado en el comunicado.
Estas últimas muertes de civiles se suman a las del donmingo, cuando 16 personas fallecieron y otras 24 resultaron heridas en un fuego cruzado entre tropas estadounidenses e insurgentes afganos en la provincia oriental de Nangarhar.
El suceso, en el que también resultó herido un soldado de EEUU, ocurrió a las afueras de la capital provincial, Jalalabad, en la carretera que la enlaza con Pakistán, donde un convoy norteamericano fue objeto de un ataque con explosivos seguido de un tiroteo.
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