Los bomberos trasladan a una de las víctimas en uno de los atentados de ayer en Bagdad.

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EP/AP-BAGDAD
Un nuevo episodio de violencia sectaria en Irak acabó ayer con la vida de más de un centenar de peregrinos chiíes en varios ataques suicidas en diversos puntos del país, mientras estos se dirigían a Kerbala para participar en uno de los principales festivales del chiísmo en el que se conmemora la muerte del Imán Husein, uno de los principales patriarcas, y que pone en evidencia que el nuevo plan iraquí de seguridad esté dando algún tipo de resultado.

El peor de los ataques fue el causado por dos suicidas que se inmolaron ante una multitud de peregrinos en Hilla, informó la Policía, causando 93 muertos y 164 heridos. Otro de los ataques se registró en la barrio de Dora de Bagdad, donde hombres armados acribillaron a balazos un minibús y asesinaron a sus ocho pasajeros. Un automóvil cargado de explosivos estalló cerca del sitio del ataque horas más tarde, matando a otras dos personas.

Ayer también se cerró la jornada más sangrienta en un mes para las fuerzas estadounidenses en Irak, con la muerte de diez militares en tres explosiones de bombas en el norte de Bagdad.

Los ataques sobre peregrinos chiíes se produjeron en las localidades de Hilla (95 kilómetros al sur de Bagdad), donde se produjo la mayor cifra de muertos que alcanzó los 93, y en otros puntos en dirección a Kerbala, donde se celebra el fin de los 40 días de luto por la muerte del nieto del profeta Mahoma, el Imán Husein, en Latifiya (a 30 kilómetros al sur de Bagdad) donde grupos armados abrieron fuego y asesinaron a tres peregrinos.

Además, otros cuatro peregrinos murieron tras la explosión de un coche bomba en el barrio de Yarmuk, en Bagdad. Otro peregrino chií murió en un ataque con bomba en una carretera del barrio bagdadí de Waziriya.

Sin embargo, la violencia no sólo se centró en los peregrinos. Al menos cinco policías murieron por la explosión de una bomba al paso de su convoy en Maamil, un suburbio bagdadí. También en el sur de Bagdad, un comandante de la Policía murió y cuatro agentes resultaron heridos tras un ataque los insurgentes a su convoy.