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EUROPA PRESS-BAGDAD
El Gobierno de Bagdad ha pedido responsabilidades al Ejército británico por su asalto a la sede de la Agencia Nacional de Inteligencia iraquí en Basora, ignorando así la sentencia promulgada por un juez en lo que supone una violación de la soberanía iraquí y de la correspondiente resolución del Consejo de Seguridad de la ONU.

Además, el documento estimó que las fuerzas de la coalición deberían «reconocer que se excedieron en su autoridad, que cometieron un grave error y que fueron negligentes a la hora de posibilitar la huida de los prisioneros» que lograron huir durante la redada, en la que se capturó a un presunto líder de un escuadrón de la muerte y a 30 prisioneros con signos de tortura.

El informe definitivo de la investigación posterior al incidente, que sucedió el pasado 4 de marzo, pide que el comandante de las Fuerzas Multinacionales lideradas por EEUU «se disculpe oficialmente ante el pueblo iraquí, los residentes de Basora y el Ministerio del Interior».

El informe de la investigación, firmado por el Ministro de Estado para Asuntos Parlamentarios y ministro de Justicia en funciones, Safa al-Safi, señala que las fuerzas de la coalición no deberían tomar prisioneros que se encuentran ya en poder de la justicia iraquí sin la pertinente orden judicial.

«Al violar las órdenes de un juez iraquí, la coalición contravino flagrantemente su autoridad e infringió la soberanía de Irak, en contradicción con la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU», concluyó el texto.

Por otra parte, al menos 27 personas murieron y decenas resultaron heridas ayer cuando un terrorista suicida del grupo Al Qaeda en Irak embistió su vehículo cargado de explosivos contra un retén policial en la ciudad occidental de Ramadi, según la Policía de la capital de la provincia de Anbar.

Este sería el noveno ataque de este tipo desde que la organización terrorista utilizó por primera vez una bomba con sustancias químicas, en febrero.

Además, en el resto del país, a pesar de una serie de ataques con morteros que lesionó a una docena de personas, la cantidad de civiles muertos fue de 19, la menor desde que comenzó un operativo de seguridad de las fuerzas extranjeras e iraquíes hace siete semanas. El vehículo del atacante suicida estaba cargado con TNT y un gas tóxico de cloro, y entre los muertos había dos agentes de Policía.

La provincia de Anbar ha sido un bastión de la insurgencia suní, pero muchas tribus de la región cambiaron de parecer recientemente y grandes cantidades de hombres ingresaron en la policía y el ejército de Irak.