Los manifestantes, envueltos en banderas iraquíes, gritaron consignas anti estadounidenses en las que también pidieron la retirada de las fuerzas de ocupación. «Muerte a América» coreaban los manifestantes reunidos en la plaza Sadr de Nayaf, situada a 170 kilómetros al sur de Bagdad.
Esta multitudinaria protesta respondía al llamamiento realizado por Muqtada Al Sadr, quien instó hace cuatro días a todos los musulmanes a que mostraran su rechazo a la invasión de Irak.
«Hay que hacer oír a todo el mundo el rechazo de los iraquíes a la ocupación. La permanencia de las tropas norteamericanas en Irak depende del pueblo iraquí, por lo que nadie tiene derecho a prorrogarla o pedirla», dijo el líder chií en un comunicado al convocar la manifestación. Cientos de autobuses, microbuses y vehículos particulares se han desplazado hasta Nayaf y Kufa para las protestas. El nueve de abril de 2003, la gigantesca estatua de bronce del ex presidente iraquí, Sadam Husein, que presidía la céntrica plaza bagdadí de Al Fardús (paraíso en árabe), fue derribada por soldados estadounidenses.
La caída de la estatua de Sadam, que se convirtió en el símbolo del fin de los 24 años del régimen del dictador, significó también la desmembración del omnipresente partido Baaz, y el inicio de una nueva era de esperanza que acabó derivando hacia la frustración y la amargura para la mayoría de los iraquíes.
Cuatro años después de la caída de Sadam, la ciudadanía iraquí está más dividida que nunca, mientras analistas y políticos muestran cada vez más su temor de que la situación desemboque en un conflicto étnico y religioso.
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