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EFE-MOSCÚ
Rusia despidió ayer con duelo nacional, honores militares y servicios religiosos a Borís Yeltsin, su primer presidente y el hombre que acabó con el régimen comunista soviético.

El armón con el féretro de Yeltsin, precedido por oficiales que portaban las condecoraciones del primer presidente de Rusia, fue recibido en Novodiévichie por una guardia militar de honor con banderas rusas enlutadas con crespones negros.

Los restos de Yeltsin fueron sepultados en medio de salvas de artillería en la alameda central del cementerio moscovita de Novodiévichie, donde descansan los personajes ilustres del país.

Decenas de personalidades y altos cargos extranjeros se dieron cita en Moscú para dar el último adiós a la figura que cambió la historia de Rusia y también la escena internacional a comienzos de los años noventa del pasado Siglo.

Ya junto a la tumba, la bandera que cubría el ataúd, todavía abierto, del ex presidente fue entregada a Naína Yeltsin que, como es tradición, se despidió de su marido con un beso.

Lo mismo hicieron las dos hijas del matrimonio Yeltsin, Elena y Tatiana, tras lo cual un pope celebró el ultimo oficio religioso antes de que el féretro del ex jefe del Estado fuera cerrado y depositado en su tumba.