La líder del Partido Socialista y el ex postulante centrista, antes de su encuentro televisado. Foto: M.FREY/EFE

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EFE-PARÍS
A ocho días de su duelo con el conservador Nicolas Sarkozy por la Presidencia de Francia, la candidata socialista, Ségolene Royal, protagonizó hoy ante las cámaras un debate distendido con su ex rival centrista, Francois Bayrou, del que busca el apoyo de su electorado.

De entrada, Bayrou dijo que no iba a anunciar su apoyo a Royal, quien, por su parte, aseguró que no se trataba de obtener adhesiones en un «golpe efectista». «Sería indecente hacia los que nos escuchan», dijo la candidata socialista, que se alegró de este «momento de modernización de la vida política» e insistió en que «no hay entre nosotros tratos de partidos políticos entre bastidores».

Era la primera vez en la historia de la V República francesa que un finalista de la segunda y última ronda de la carrera por el Elíseo debatía con un postulante eliminado en la primera.

Sonrientes y comportándose a veces casi como cómplices, los dos mostraron sus convergencias sobre la reforma de las instituciones, la renovación de la política francesa o el relanzamiento de la Unión Europea, y se enfrentaron sobre el papel del Estado en la economía.

Precedido de una intensa polémica y acusaciones cruzadas entre Royal y Bayrou, por una parte, y Sarkozy, por otra, el mano a mano con el líder centrista le ha permitido a la primera mujer con posibilidades de llegar al Elíseo entrenarse para su debate crucial del próximo miércoles con su rival.

Respondía a las afirmaciones de su rival conservador, quien, en una visita «sobre el terreno, en medio de los franceses» a Valenciennes (norte) con el popular ministro de Empleo y Cohesión Social, denunció «pequeñas maniobras» partidistas.

Tal como hiciera la víspera y marginado del escenario, Sarkozy acusó a Bayrou, «un mal perdedor», y a Royal de intentar «robar» la segunda vuelta y el debate a los franceses.

«Satisfecha» del debate con Bayrou, Royal aseguró que «en un cierto número de temas» ambos harán «una parte del camino juntos» y citó puntos comunes sobre «el Estado imparcial», la renovación de la vida política, las barriadas, la seguridad y la educación, y «salir del enfrentamiento entre bloques», que era el caballo de batalla de Bayrou en la campaña de la primera ronda. En otros temas «seguiremos hablando», sentenció Royal, que desde que llegó segunda, detrás de Sarkozy, ha multiplicado los guiños a los casi siete millones de electores que votaron a Bayrou.

El encuentro, de casi dos horas y retransmitido en directo por una televisión accesible por cable y la red digital terrestre, tuvo lugar en el céntrico hotel parisino donde, hace tres días, el líder de la centrista UDF había declarado que no daría consigna de voto para el 6 de mayo, aunque dejó claro que no votaría a Sarkozy, y anunció que crearía una nueva formación, el «Partido Demócrata».

Bayrou ha conseguido seguir en el escenario, con la fuerza de los votos que obtuvo el pasado domingo, unos electores que forman una nebulosa volátil y heterogénea y que se perfilan como clave para inclinar la balanza el próximo 6 de mayo.

Un sondeo de Ipsos divulgado ayer da a Sarkozy ganador ese día con el 52,5% de los votos, un descenso de medio punto sobre el anterior.