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EFE-KABUL
La ISAF admitió ayer la necesidad de mejorar la coordinación con las fuerzas estadounidenses destacadas en Afganistán y el Ejército afgano para evitar en sus operaciones víctimas civiles, como la que el martes causó 21 muertos en la provincia meridional de Helmand.

Los muertos «son talibanes», según Belcher, que explicó que los insurgentes atacaron con granadas y fuego de arma corta a una patrulla conjunta de estadounidenses y afganos, tras lo cual fueron bombardeados.

Los 21 civiles, entre ellos mujeres y niños, murieron en un bombardeo contra presuntos talibanes que se escondían en una zona residencial del distrito de Sangin, en el norte de Helmand, explicó el gobernador provincial, Assadullah Wafa, mientras un portavoz talibán elevó la cifra de fallecidos a 50. Aunque Wafa culpó del ataque a la OTAN, un portavoz de la Alianza negó la participación de sus fuerzas y precisó que se trató de una ofensiva de tropas estadounidenses.

El portavoz de la comandancia estadounidense, Chris Belcher, afirmó que la operación causó la muerte de un soldado de EEUU y de un «gran número de insurgentes».

De confirmarse la denuncia de Wafa, esta sería la tercera operación de fuerzas estadounidenses en menos de dos semanas que causan víctimas civiles, tras los 51 muertos a finales de abril en la provincia de Herat y los seis registrados en la oriental de Nangarhar.

La comandancia de EEUU negó que esos bombardeos causaran bajas civiles, pese a las protestas populares en ambas provincias y la dura condena del presidente afgano, Hamid Karzai, quien dijo que no podía tolerar más casos así y exigió «seguridad» para su pueblo.