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IGNACIO ORTEGA-MOSCÚ
Rusia se hizo ayer con la llave del gas de Asia Central al acordar con Kazajistán y Turkmenistán el tendido del Gasoducto del Caspio, proyecto que frustra las esperanzas de la Unión Europea (UE) y Estados Unidos de acceso directo a los hidrocarburos de esa región. El presidente ruso, Vladímir Putin, alcanzó ese compromiso durante una cumbre trilateral en el puerto turkmeno de Turkmenbashí, a orillas del Caspio, con los líderes kazajo, Nursultán Nazarbáyev, y turkmeno, Gurbangulí Berdimujammédov.

El Gasoducto del Caspio, de 510 kilómetros de longitud, bordearía ese mar y tendría una capacidad inicial de bombeo de 12.000 millones de metros cúbicos de gas, que aumentaría hasta los 30.000 millones para 2017. El existente gasoducto Asia Central-Centro (ACC) que une desde 1967 los yacimientos uzbekos, turkmenos y kazajos, y exporta el carburante a Rusia y Ucrania, no tiene capacidad suficiente para afrontar la creciente demanda, por lo que también será ampliado.

En la declaración conjunta emitida al término del encuentro, el dirigente ruso y los dos líderes centro-asiáticos se comprometieron a firmar antes del 1 de septiembre próximo un acuerdo marco para la construcción del gasoducto. Putin adelantó que las obras comenzarán a partir de la segunda mitad de 2008 y tendrán un coste aproximado de mil millones de dólares (750 millones de euros).