Los enfrentamientos se produjeron al menos en tres lugares distintos de la ciudad.

TW
0

EFE-BEIRUT
El Ejército libanés bombardeó ayer durante horas el campamento palestino de Nahar al Bared, en las afueras de la ciudad norteña de Trípoli, sin conseguir sofocar la resistencia que oponen los militantes del grupo extremista suní Fatah al Islam.

Las televisiones mostraron espectaculares imágenes de enormes columnas de humo ascendiendo hacia el cielo, causadas po las piezas de artillería pesada, mientras se oía el repiqueteo de las ametralladoras desde el campamento.

Los enfrentamientos, en su segundo día, dejaron cerca de 50 muertos, la mitad de ellos soldados libaneses y la otra mitad miembros del grupo integrista, que intercambiaron tiros al menos en tres lugares distintos de la ciudad, pero las cifras son muy confusas. Se teme que haya numerosas víctimas civiles dentro de este campamento en el que viven unos 30.000 refugiados palestinos, pero se ha filtrado muy poca información porque el ejército ha sellado las entradas al campamento durante casi todo el día.

Fuentes palestinas dijeron ayer que había al menos nueve víctimas civiles, pero los intensos bombardeos de la tarde han podido dejar muchas más.

En el resto de la ciudad imperó la calma, pese a que Fatah al Islam amenazó con extender la violencia fuera del campamento e incluso fuera de la ciudad, hacia otras partes del Líbano.

Abu Salim Taha, que se identificó como portavoz del grupo extremista, dijo a la cadena Al Yazira, que lo contactó por teléfono: «Si el ejército no para sus ataques contra nuestras posiciones, nos veremos obligados a llevar nuestros ataques fuera de Trípoli».

Al filo del mediodía, los combatientes llegaron a una especie de tregua temporal para permitir a la Cruz Roja la evacuación de muertos y heridos, pero menos de dos horas después los bombardeos se reanudaron, esta vez con mucha más intensidad. Los periodistas tienen prohibido el acceso al campamento y las televisiones tienen que limitarse a ofrecer imágenes del exterior.

Aunque numerosos ciudadanos salieron a las calles a jalear a los soldados que iban a sitiar el campamento de refugiados, se vio que la tarea puede resultar mucho más difícil de lo previsto. Los campamentos de refugiados palestinos cuentan con un estatus especial en el que el ejército libanés controla solo su acceso, pero permite que sean los grupos palestinos los que se encargan de la seguridad interna, por lo que abundan las milicias de todas las tendencias.